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No se te olvide pedir por mí


“…Es mejor, le pedí, que te calles,
No me gusta invertir en quimeras,
Me han traído hasta aquí tus caderas,
No tu corazón…”

Ese día estaba claro que me había levantado con el pie izquierdo, de inicio mi free me decía que tenía que hablar urgentemente conmigo y me citaba después de su trabajo, lo más seguro es que no iba a poder jugar futbol por la noche, al bajarme de la cama y dar el segundo paso mi dedo meñique del pie izquierdo chocó contra la punta del buró que me hizo brincar y gritar algunos improperios, presuroso me metí a bañar ya que tenía una cita de trabajo en un par de horas, se me había olvidado llamarle a los del gas y me bañe con agua muy fría, vaya el día pintaba de la mierda, mi auto no circulaba por la contingencia ambiental y me tuve que ir en colectivo ya que el metro estaba a reventar, lo malo de viajar en el colectivo es que no puedes ir leyendo y que es más probable que te asalten, pero bueno llegue sin muchos contratiempos a la cita solo con un retraso de 15 minutos, me registré y tomé asiento en la sala de espera, era el único al parecer, fue cuando me di cuenta que traía un calcetín azul y otro negro, no hice otra cosa más que reírme, estaba matando el tiempo pensando en pendejadas cuando de pronto escuche mi nombre un par de veces, sobre saltado me paré del asiento y fui con la recepcionista que me regaló una sonrisa, apresurado la seguí y ella entre dientes y con una sonrisa maravillosa me dijo “pase, la licenciada lo está esperando, y me gusto la combinación de sus calcetines” acto seguido se empezó a reír un poco y yo solo le sonreí y me dirigí a la oficina, la puerta estaba entre abierta así que di tres toquidos con mi nudillo derecho, después escuche un “¡Adelante!”, créanme que en ese momento estaba que no creía, me quedé parado detrás de la puerta al escuchar esa voz, era algo muy extraño, estaba casi seguro que era ella, pero no era posible, de pronto escuche de nuevo otro “¡Adelante!”, me saco de mis dudas, claramente era ella, así que tome la perilla con mi mano y empuje la puerta, puse mi mejor sonrisa al verla y decirle “Buenos días Licenciada”, ella me vio y me extendió la mano diciendo también buenos días, después me invito a sentarme, pero en su cara no había ninguna emoción ni nada, la entrevista prosiguió normal, yo estaba un tanto desatinado con mis respuestas, no estaba concentrado para nada, al finalizar ella me dijo, “perfecto, mañana nos vemos para firma de contrato a las 7 de la mañana y empiezas a las 8, ¿te parece?” , respondí de forma afirmativa y me fui a mi casa, en el metro venia pensando en si en verdad era ella, no podía sacarme de la cabeza que después de tantos años nos volvimos a encontrar pero ella no tuvo ninguna reacción al verme.

Pasaron las horas y fui a ver a Adriana para ver que quería hablar y vaya básicamente era para decirme que estaba en una relación ya formal y que todo se acababa, esa relación de ser el fuckboy se había ido al carajo, pero bueno, no estaba tan mal, no miento al decir que no me había enamorado, eran 4 meses pero no podía hacer nada, no tenía planes de formalizar nada y ella al parecer si, nos despedimos con un abrazo y le di una caja con una sudadera de unicornio que le había comprado, ella no quería aceptarlo pero le dije “los regalos son como las cartas, son personalizados, si quieres puedes regalarlo o lo que quieras, gracias por todo”, ella al final cedió y nos dimos un abrazo y el último beso, después pase a dejarla a su casa en el Uber y me regrese en el mismo, ahora en mente solo tenía una cosa, en verdad era aquel gran amor quien me entrevisto en la mañana o solo era parte de mis ganas de verla, al llegar a casa destape una cerveza y me puse a escribir lo que recordaba de ella.

Estuve puntualmente a las 7 am, el edificio estaba cerrado así que tuve que esperar casi media hora para que llegará la recepcionista que me atendió el día anterior, con una sonrisa dijo “una disculpa, se me hizo tardísimo, pero bueno ayer también llegaste tarde, espero y traigas una combinación de calcetines como los de ayer”, mientras sonreía, de forma automática le respondí con un buenos días y levante un poco mi pantalón de vestir para dejar al descubierto los calcetines a la par que decía “no, hoy traigo los de papá soltero, de Cesar Costa”, ella solo empezó a reír y pasamos al edificio, me senté en la misma sala de espera de un día anterior y me puse a leer el contrato, la recepcionista me veía de forma insistente, como queriéndome decir algo pero no decía nada, en verdad era muy linda y sonreía maravilloso, alzaba yo el contrato solo para ver si en verdad me estaba viendo y así era, me gustaba pillarla viéndome, termine de leer y firme el contrato, al dárselo solo le dije “vaya, creo que acabo de vender mi alma al diablo, no solo quieren un trabajador, si no, un esclavo” y le sonreí, ella se puso roja y me llevo a la dar una vuelta al edificio, me presento algunos trabajadores y me enseñaba las instalaciones en general, al llegar a la oficina que tenía designada me plante y le dije “sabes, pienso que quieres decirme algo pero no logras decírmelo, ¿acaso son mis calcetines?”, ella empezó a reír y dijo “eres extraño, regularmente la gente se pone calcetines pares o diferentes a los que traes, pero no es eso, pero se me hizo muy extraño tu llegada a la empresa, teníamos ya 22 días con la vacante y han desfilado infinidad de gente, pero pareciera que el puesto era para ti, justamente cuando me daba por vencida llego tu currículo y yo dudando, digo tienes un año sin trabajar y eso no da muy buena espina, lo platique con la Contadora y dijo que te llamará a entrevista, parecías como un ángel que bajo del cielo para ayudarnos con esta vacante”, me quedé pensando en lo que había dicho y solo respondí “vaya, al parecer no soy el único que esta de suerte hoy”, ella empezó a reír y se retiró a la recepción, estuve hurgando en los cajones y empezando a leer las funciones que tenía y así paso el día.

Faltando una hora para salir, llego Ana, que era la contadora, se acercó a mi oficina y dijo “bienvenido a la empresa, cualquier cosa que necesites estoy en la oficina de junto”, agradecí el gesto y de igual forma me puse a las órdenes, al finalizar mi hora pase a su oficina para preguntar si necesitaba algo ya que ya me retiraba, ella alzo la vista y dijo “gracias, ¿traes auto? Sabes tengo unos problemitas ahorita y quisiera platicar con alguien que no me conozca para que me dé su punto de vista”, le dije que sí y me cito en media hora en un café como a 10 minutos de ahí, así que tome mis cosas y me fui al café que me cito. Pasaron 40 minutos cuando ella llego, me empezó a platicar de nuestra historia pero con diferentes nombres, bueno al menos el mío, le di las respuestas que yo hice en su momento y ella seria me dio un beso tan grande que supe que si era Ana, aquella mina de la cual me había enamorado tiempo atrás, seguimos con besos y manos traviesas hasta que terminamos en un motel cercano, después de varios minutos de lucha cuerpo con cuerpo, ella estaba recostada en mi pecho mientras me decía, “Aclaro que mi intención de buscarte no era para esto, creo que lo demás se fue dando, dime que esta vez no te iras”, me quedé estupefacto, no dije nada solo la tome del cabello mientras le hacía piojito, ella volvió a hablar para decirme “Te he sabido buscar por eso siempre te encontraré, no importa dónde te escondas, te sigo en tu nuevo blog, sabía que no tenías trabajo, quería marcarte para ofrecerte este puesto pero pensaba que si te decía las cosas no iban a salir nada bien, sabes, me siguen gustando tus escritos sin un final feliz”.

Así pasaron los días y los meses, quizás años, las cosas se fueron dando una con otra, en el trabajo éramos como dos compañeros de trabajo pero cruzando la puerta del edificio éramos dos locos enamorados que nos buscábamos las manos para entrelazarlas, ella de vez en cuando soltaba frases que no tenían mucho sentido tipo “sigues siendo el mismo, primero las calas en la cama y si te gustan ya las formalizas”, o “estos días no me escribas, ni vamos a poder vernos que mi esposo regreso de viaje”, pero bueno las cosas iban de maravilla, fueron cerca de 2 años viviendo en la clandestinidad, cuando una noche en mi casa terminando el acto sexual, estábamos en silencio y ella rompió con esa magia del no decir nada diciendo “hay algo extraño en esto, desde la primera vez así como hoy, sabía que nunca me ibas a pedir que fuera tu novia, así que como vi que las cosas seguían avanzando pues no me quedo de otra que seguir con tu jueguito”.

Como siempre ella me dejaba pensando y me dejaba un sinfín de enseñanzas, hasta que un día en la empresa no se apareció más, nadie decía nada, solo que ya no iba a estar trabajando con nosotros, a mí me dieron su puesto y la recepcionista ocupo el mío, de Ana no supe nada, su celular fue dado de baja, en su casa cuando llegue a ir a buscarla solo había un anuncio gigante en el portón que decía “Se vende”, con un número telefónico que era de una agencia de bienes raíces, digo lo supe ya que llame un par de veces esperando que la voz del otro lado fuera Ana, pero no, no fue así, por mi cuenta empecé una relación con la recepcionista, tenemos actualmente un hijo y estamos esperando otro, quizás ahora si hubo un final en la historia...

Una tarde como cualquiera sonó el teléfono de mi oficina, sin muchas ganas contesté y solo escuché “Si vas un día a la Basílica, no se te olvide pedir por mí”, de inmediato sonó “Te lloré un río” de Maná, “Yo aquí llorándote un río, mandándote al olvido, que cosa más injusta amor…”



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