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No te voy a pedir que te quedes


“…Juntos la noche poder caminar,
Olvida todo hasta el que dirán,
Siempre que el aire no queme al pasar,
Siente ser libre hasta el amanecer,
Sin alucines ya déjate ser,
Caminaremos juntos al final…”

No había sido el mejor día de mi vida, pero al menos no había quedado en mi esta vez, decidí salir a dar una vuelta para despejarme, no quise esta vez marcarle a mis amigos, no tenía ganas de ponerme una borrachera marca diablo, total no creo que se mereciera tal homenaje, tome mi auto y avance sin dirección alguna, a donde me fuera llevando el destino dentro de la ciudad, de pronto encontré un lugar para estacionar cerca del centro y pensé que no era mala idea comprar algo, me estacione y empecé a caminar sobre la alameda central, pase un rato al museo de Bellas Artes, ahí me entretuve un buen rato, después empecé a caminar sobre eje central continúe e ingrese a la calle de República del Salvador para ver si podía encontrar algo electrónico que me hiciera perder el tiempo un rato, solo encontré unos switch que se conectan de forma remota al wifi de casa y los compre, seguí caminando sobre eje central, ingrese al Ex cine Teresa, ahí me di cuenta la cantidad de orientales que viven en el país, mínimo había uno en cada local, pero no encontré nada que me llamará la atención, así que decidí seguir caminando pero ahora de regreso, encendí un cigarrillo y empezaba a dejar de pensar, solo veía el pasar de los vehículos que algunos pareciera que traían mucha prisa, otros estaban totalmente resignados al tránsito pesado, en eso no me di cuenta cuando di vuelta pero cuando acabe de fumar había quedado justamente frente a la pulquería “Las Duelistas”, y tuve un dialogo interno, quizás sería buena idea poder pasar por un curado, no tenía prisa de nada, así que entré al establecimiento.

Pedí un litro de curado de mandarina y chicharrón en salsa verde que era la botana, soy sincero al decir que en verdad la extrañaba demasiado, cada trago era un recuerdo de ella, recordaba sus besos, sus caricias, sus palabras que a final de cuentas quedo en eso, simples palabras, la gente en el local estaba la gran mayoría en grupos, yo era de los pocos que estaban en un asiento individual tomando un curado y terminando la botana, me acabé el litro y me pensaba en retirar, en eso llega el mesero y me trae una jarra de a litro de curado de piñón, le hago la observación que no lo había pedido, me dice que la chava que está en la esquina de atrás de mi la envía, volteo a ver quién es y era ella, woow tenía tanto tiempo no verla, tome la jarra y me acerque a su mesa, serví su vaso y después el mío, después nos dimos un abrazo tan reconfortante que no hubo que decir nada, brindamos con el vaso y empezamos la plática:
Monserrat: vaya, que milagro encontrarte por acá chaval, ya tenía mucho tiempo sin verte.
Yo: ya se, Salí de mi casa a caminar un rato y pues estaba aquí por la zona y quise pasar por un curado. ¿qué tal, cómo te ha ido?
Monserrat: bien, bien gracias, a ti no te pregunto, veo que estas triste ¿qué pasa chaval? Espera no me digas, te vas a ir de nuevo y andas nostálgico o espera peor aún, estas así por una mina, casi casi puedo adivinarlo.
Yo: me conoces demasiado, sabes es extraño, siempre cuando te veo es porque voy a estar fuera de la ciudad por un tiempo, ¿recuerdas? Hace casi 8 años fue la primera vez que nos encontramos y me fui a vivir a Guadalajara, después te reencontré año y medio después y anduve en el sur de vacaciones por mes y medio, y de ahí te empezaba a ver siempre por casualidad cada que iba a Guadalajara. Quizás tengo que cambiar mi itinerario e irme a Guadalajara. (empecé a reír)
Monserrat: Ya se, creo que tengo esa maldición tuya, reencontrarte cada que vas a huir, soy un tipo buen augurio jajajaja, pero no creo que sea bueno que vuelvas a esas tierras, mejor deberías probar suerte en donde nadie te conozca, sirve que empiezas a olvidarla, casi casi estoy apostando que ahora si la querías, no me digas nada de ella, no me platiques ni quien es, no quisiera saber quién carajos es esa mina, aunque de corazón espero que sea una diferente.
Yo: En serio que me conoces más que cualquier persona, casi casi pareciera que diario compartiéramos palabras, pero tienes razón solo resta decir ¡Salud!

Y así continuamos con un par de litros más, ya me estaba empezando a sentir un poco alegre, cantábamos las canciones que ponían en la rockola y de vez en vez nos dábamos un beso corto, debo de admitir que al primer beso yo dije entre dientes “Te extrañe”, ella solo me regalo una sonrisa y se puso roja como un tomate. Ella tenía que ir a recoger unas cosas y me ofrecí a acompañarla, servía que compartíamos unos minutos más, recogimos sus cosas y fuimos a su depa, en su depa saco una botella de Bourbon, esa botella que había sido la última que habíamos compartido hace casi 8 meses, pusimos un poco de rock nacional y cantábamos a pulmón abierto, digamos que pensábamos que era Viernes pero no, era Miércoles, acabamos con esa botella y de mi auto saque un escoces y continuamos tomando, ya el Sol se había ocultado, y empezamos a cantar aquella canción que tanto cantamos un tiempo atrás “…Amor de cuatro paredes, nadie tiene que saberlo, solo sé que tú me quieres, yo por ti me estoy muriendo, y aunque pase lo que pase, serás mía aunque sea en silencio…”. Nos comíamos la boca y nuestras manos se entrelazaban, después nuestros cuerpos hicieron la comunión y nos convertimos en un mismo cuerpo. Ella se quedó recostada en mi pecho y yo solo la tenía abrazada sin decir nada, después de un momento ella soltó aquella duda que siempre había tenido “chaval, creo que no es el momento, pero, sabes, siempre que nos encontramos pasan cosas muy extrañas, pareciera que somos el suplente uno del otro, pero sabes ¿cuál es el problema?, que siempre terminamos juntos, parecemos como aquella canción de Sabina que fue por la cual nos conocimos ¿recuerdas?” Acto seguido los dos empezamos a cantar “Peor para el Sol” de Joaquín Sabina, después nos fumamos un cigarrillo.

Cuando acordé ya pasaban de las 3 de la mañana, quizás era una buena hora para regresarme, aunque esta vez quizás no pretendía huir como las veces anteriores sin que ella se diera cuenta, y bueno pareciera que ella leía mi pensamiento ya que antes de que yo dijera algo ella me dijo “sabes, sería bueno que esta vez no huyeras como es tu jodida costumbre, no te voy a pedir que te quedes, solo quisiera que por esta ocasión me propongas algo que aunque no tuviera un compromiso, pero que fuera lo más cercano a ello”, todo eso me lo dijo mientras me miraba a los ojos, podía ver el brillo en sus ojos que no vi con la última mina que estuve, así que sin pensarlo le dije “te parece si te vas conmigo unos días a la casa, digo en lo que me voy y vivimos como si fuéramos algo formal ¿te parece?”, ella sonrió y quizás fue su mejor sonrisa que me regalo en todo el tiempo que nos conocimos, me dio un beso tan grande que es imposible de poderlo describir con letras, acto seguido nos cambiamos, ella saco una maleta de viaje y empezó a llenarla de ropa, nos comíamos a besos a eso de las 4 de la mañana al ir saliendo de su departamento, puse la maleta en la cajuela, le abrí la puerta del copiloto y nos enfilamos en camino a mi casa, en el camino todo eran besos, caricias y miradas, no había necesidad de palabras de por medio y quizás era lo mejor, ya que no sé qué se podría decir, todo eso hasta que llegamos a mi casa y metí el auto, antes de bajarnos ella me dio un beso y me dijo “prométeme que no vas a cambiar tu decisión de irte”.



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