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Postdata IV


“…Me podrán robar tus días,
Tus noches no…”

Hola
Espero que estés teniendo un gran mes, sé que cuando leas esto estarás vuelto loco, te imagino revisando el buzón cada vez que vuelves a casa o marcándole al cartero para saber si no había llegado la carta, me da un poco de intriga el saber si en verdad estas esperando mi carta, te pido una disculpa por la demora pero cuando leí tu carta me puse muy feliz no voy poder negarlo, pero después me dieron un poco de celos, si de esa sonrisa de la mesera que dices, cuéntame un poco de ella, ¿ya supiste su nombre? ¿La llevaste por un helado o un café? ¿Ya te la encamaste? Bueno ojala que si te la encamaste sea pensando en mí, aunque no es nada grato imaginarme eso, ya te imaginarás mi rostro al leer eso, ya sé que siempre quieres hacerme notar que me extrañas pero muchas veces no es la manera correcta, aunque a veces pienso que lo haces de forma intencional solo para hacerme enfadar un poco y créeme que siempre lo logras.

Me da gusto por tu trabajo, siempre te ha gustado estar de un lado a otro, no te gusta quedarte en un solo lugar, casi casi como tus relaciones amorosas, si te lo voy a seguir reprochando siempre. Te voy a decir algo pero no quiero que lo tomes a mal, me molesta demasiado que hayas vuelto a fumar aunque por una parte ese aroma de tu loción con tabaco me encanta, me hace pensar que estás conmigo, incluso me gustaría saber si pudieras leerme la siguiente carta que escribas, no sé por una llamada telefónica, por un mensaje de voz, en un correo electrónico, quisiera escuchar tu voz. El lugar de la fotografía se ve muy bonito, ojala algún día podríamos visitarlo, serias como mi tipo guía en ese tour que me des, ¿te imaginas? Estar de la mano caminando por el cerro, bajando la colina, robándonos unos frutos de los árboles, después llegar a esa pequeña cascada que se ve muy bonita, el lugar se nota caluroso y el agua supongo es muy fría, que nos metiéramos a nadar y de pronto me empieces a robar besos, de esos que solamente tú sabes hacer, siempre has sido un robón.

Tuve que leer unos poemas de Bécquer después de leer tu carta, sabes, me recordó cuando me leías los poemas que aprendías en latín, recuerdo como solo te veía mientras los declamabas, siempre me gusto eso, en especial cuando recitabas aquel poema de Catulo, no sé muy bien si se escriba así pero lo recuerdo muy bien:
da mi basia mille, deinde centum,
Dein mille altera, dein secunda centum,
Deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
Conturbabimus illa, ne sciamus,
Aut nequis malus inuidere possit,
Cum tantum sciat esse basiorum.”

 La primera vez que te escuche, fue cuando me estabas esperando en la sala de la casa de mis papás, íbamos a ir a una fiesta de tu mejor amigo, ese día pensé que estabas diciendo un tipo conjuro, pero me dijiste que te lo tenías que aprender para tu clase de latín, pero te seré sincera, si fue un conjuro para mí, me enamoré de tus besos que me diste esa noche, ya no fuimos a la fiesta de tu amigo porque a mí me caía gordo y ni siquiera lo conocía, bueno hasta la fecha no lo conozco y me llevaste a cenar a ese lugar italiano con una maravillosa vista a la ciudad, fue muy extraño te sentiste mal después de la cena, después me dijiste que eras intolerante a la lactosa, pero fue una noche maravillosa para mí, ese día lo recuerdo tanto como el primer beso que nos dimos ¿lo recuerdas? Fue en ese auto color amarillo que tu decías que no iba con tu personalidad y te seré sincera, no iba contigo, a ti te imagino más en un auto sedan, más familiar.

Me da gusto que me recuerdes en cada momento de tu día, pero espero que no se te haga vicio, a veces eres muy intenso y eso muchas veces no es bueno. Hace poco encontré la caja que tu llamabas de los recuerdos, ¿recuerdas cuantas cosas me escribías? Lo hacías en todos lados, en una servilleta, en un ticket, en una cajetilla de cigarrillos vacía, incluso lo hiciste en mi piel un par de veces, ¿recuerdas aquellos sueños húmedos que tenías conmigo? Aquellos que después me los escribías y me los dabas, yo te decía que era algo impúdico pero por dentro me encantaban por eso los sigo guardando.

¿Ya aprendiste a bailar? ¿Sigues jugando futbol? ¿Te sigue gustando la trova? Me encantaría saber eso, mientras te leía escuchaba aquellas canciones que tanto te gustaban de Oceransky “un beso grande, como un ladrón, volver a perdernos”, también escuche ese recital de Ismael Serrano, es una historia maravillosa de Eduardo Galeano, me imagino que algún día tu escribieras algo así sobre mí, aunque no estemos juntos me gustaría mucho seguirte leyendo, me haces tener una sonrisa boba cada vez que te leo y que te recuerdo, sé que no es bueno eso pero me encanta.

Me costó mucho escribirte esta carta, quisiera darte un abrazo, verte, besarte, que me tomes de la mano, que me des una nalgada en público aunque eso me molesta pero de vez en cuando es bueno recibirla, quiero regañarte por volver a fumar, por pedir una cerveza en la hora de la comida, quisiera regañarte por cualquier cosa, incluso porque no me has buscado, no has venido a visitarme ¡es un reproche!, te echo mucho de menos, te extraño demasiado, aunque no entiendo este jueguito de las cartas, no me gusta porque sé que no va a tener un final bonito, solo nos estamos haciendo extrañar más y más.

Pero bueno, espero que ya no sigas viéndome en la sonrisa de esa mesera, espero que no sigas fumando demasiado, espero, espero, espero algún día poder volverte a ver, recuerda lo mucho que te quiero y espero que no me olvides nunca.

Pd. Te Adjunto una foto que me mandaste en tu cumpleaños número 28.
Pd2. Te la mando porque recién fui para Mazamitla acordé de ti.
Pd3. Te dejo mis besos marcados, en el alma.



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